A la hora de elegir el mejor calzado para hacer el Camino de Santiago, hay varias cosas a tener en cuenta. Aunque suene bastante evidente, es importante que el calzado sea muy cómodo ya que tendremos que recorrer largas distancias con él.
Aunque hay gente que prefiere botas para evitar torceduras de tobillo durante el camino, yo prefiero un zapato bajo ya que me resulta más cómodo. Lo que nunca elegiría son unas sandalias o chanclas ya que no protegen el pie apenas y son propensas a producir rozaduras.
Evitar el agua en el calzado
Una vez decidido el tipo de calzado, algo que considero una característica fundamental del calzado para hacer el Camino de Santiago es que tenga GoreTex. El GoreTex es una membrana que permite a los pies transpirar pero que los aisla del agua exterior.
Durante el Camino de Santiago, frecuentemente hay que pasar por zonas encharcadas, pantanosas, riachuelos o incluso la hierba mojada tras el rocío de la noche que pueden mojar completamente nuestro calzado. Si andas largas distancias con los pies mojados, casi seguro que te saldrán ampollas por lo que mantenerlos secos es fundamental.
Suela en el calzado para un mayor agarre
Al hacer el Camino de Santiago se anda por todo tipo de superficies y es frecuente el caminar por piedras sueltas al andar por caminos de montaña y por piedras pulidas en las calles de algunos pueblos.
Estas últimas, cuando se mojan pueden provocar resbalones así que no está de más que nuestro calzado cuente con un buen agarre. El sistema ContaGrip que traen algunas zapatillas, ayuda a evitar deslizamientos involuntarios que pueden provocar lesiones graves.
Otras consideraciones sobre el calzado para hacer el Camino de Santiago
Es importante tener en cuenta que el calzado para hacer el Camino de Santiago, ya se trate de botas o zapatillas, además de ser cómodo, a prueba de agua y con un buen agarre, ha de ser resistente. Las primeras zapatillas que compramos, unas North Face, eran muy cómodas, tenían GoreTex y un buen agarre, pero les faltó la resistencia, en especial en las zonas más expuestas a la abrasión.
Cuando vayas a comprar unas zapatillas o botas para hacer el Camino de Santiago, fíjate bien en la zona exterior del calzado que está justo detrás del dedo meñique. Esta zona soporta quizá la mayor abrasión de todo el calzado, ya que está constantemente expuesta a roces, por lo que debería de tener al menos algún tipo de refuerzo.
Tampoco hay que descuidar la puntera o el talón, que son zonas que soportan una gran abrasión, pero la parte exterior que va detrás del dedo meñique, además está situada donde el pie se dobla por lo que, en mi opinión, puede ser más propensa a roturas.
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